domingo, 18 de septiembre de 2011

De acuerdo al plan de estudios de educación preescolar denominado Método de proyectos, todo el trabajo a realizar con el grupo debía estar acorde con el interés del niño, por lo que el tema del proyecto debía partir de una pregunta. Esto ocasionó que, cuando no era completamente entendido el enfoque, existieran frisos con encabezados como ¿La lluvia? o ¿Por qué llueve?. En ambos casos no se había comprendido que el título del tema (que al final de cuentas no debía ocupar un sitio tan importante como el desarrollo del mismo) no debía ser una pregunta, si no intentar respondar la pregunta generadora; por ejemplo, si se hubiese llamado "El ciclo del agua", se dejaba entrever cuál había sido la duda de los niños. Sin embargo, el problema mayor no era ese, si no que en muchas ocasiones el interés de los niños era ficticio o la educadora inducía, a veces groseramente, a los educandos a temas que ellos ni se imaginaban.

En ese punto comenzaba a gestarse un conflicto: ¿era o no válido sugerir temas a los niños? o ¿habría que supeditarse a lo que ellos querían? Es una pregunta con diferentes respuestas, pero vale el esfuerzo pensar un poco acerca de cuál es la función de una educadora en el jardín, y sin duda una respuesta invalida es la de ser una simple espectadora. Si una de las razones por las cuales la educadora está en un aula es la de coordinar el aprendizaje del grupo entonces sí es válido intervenir en la elección del tema del proyecto. Esta situación se aclara de sobremanera en el nuevo plan de estudios de la educación preescolar, en donde el proyecto deja de ser "el método" para convertirse en una modalidad de trabajo.

Y, ¿dónde queda entonces el interés del niño? Definitivamente, el interés del niño no tiene porque estar peleado con la intervención docente, más bien, se complementan. Veamos un caso concreto: Si yo, como educador considero que los niños necesitan trabajar con competencias relacionadas con el lenguaje oral y me parece útil desarrollar un proyecto para tal efecto, aun cuando ya tengo en mente cómo quiero coordinar el trabajo con los niños, provoco su interés de una manera simple y efectiva, llevo a la clase un micrófono. En cuanto consigo que los niños me pidan que les deje usar el micrófono y los siento motivados, les propongo organizar una cabina de radio. Sin duda alguna (me lo dice la experiencia) el proyecto será un éxito, porque tengo niños interesados y el tema mismo deja entrever el uso del lenguaje oral antes y durante su desarrollo.

¿El tema fue sugerido por los niños?, obviamente no. Difícilmente ellos tendrán conciencia que necesitan desarrollar competencias verbales, entonces no están en condiciones de sugerirme ni el tema ni las competencias; esa es mi función docente, es parte de mis responsabilidades. No debemos abusar del descubrimiento ni del aprendizaje espontáneo, pero ese es tema de otra nota.